sábado, 5 de marzo de 2011

PERDIDO EN LA ALHAMBRA






Érase una vez una luna púrpura que despertó sobre cipreses y campanadas. El aire respiraba azahares de abril, canela y crimen. Una luz plateada iluminaba la vista de torres moras y jardines de aguas bajo la antigua noche de la Alhambra.

Paseando solitario comprendí la magia de ser un sultán en su trono, el alma frágil de la belleza y el espíritu de lo desconocido; la emoción que respiran el amor y la muerte; las visiones trastornadas de pasiones desmedidas escritas sobre la bóveda estrellada.

Perdido en la Alhambra, en una noche en la que la brisa es un suspiro haciendo el amor a un arroyo susurrante.
Perdido en la Alhambra. Perdido en un sueño.

De pronto, una mano me despertó del éxtasis, haciéndome comprender que me había perdido al vagar por esta tierra de maravillas. Me volví para ver quién era, y me encontré con Irving, el cuentista, bailando como un loco delante de mí: -¡bienvenido, querido amigo! La Alhambra es el comienzo de un cuento sin fin. No hay salida, no hay retorno, si eso es lo que pretendes. Nunca encontrarás el camino hacia atrás.
Este loco que tienes delante de ti, se rindió hace mucho tiempo, mientras buscaba la paz interior."


Luis Eduardo Aute



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